lunes, 4 de julio de 2016

STOP MOTION BARCELONA SFF 2016: CRÓNICA (2D2)

Volvemos al punto donde lo dejamos la semana pasada. Volvemos al Antic Teatre en la tarde del domingo 26 de julio, para zambullirnos en las horas de mayor importancia del Stop Motion Barcelona Short Film Fest.

A las cinco de la tarde, y con un sol de justicia, volvimos a entrar por las puertas del Antic para preparar la llegada de los fans del stop motion que habían agotado, en el tiempo récord de 24 horas, todas las entradas para la sesión de cortos de la tarde. Una notable selección de trabajos animados sobre los que alzarían un par de ganadores, o uno solo si el jurado y el público impartían un veredicto unánime.

Tras un par de parpadeos, desde mi silla de fan editor, el local se llenó hasta la bandera de gente yendo de un lado a otro con birras en la mano y sonrisas en la cara. Muchos no iban a pasar a ver la sesión y solamente se iban a dejar caer por las mesas de la terraza, pero incluso ellos contribuían a crear un ambiente festivo. Lula, Jordi y Guillem se acercaron a la puerta de la sala donde se proyectarían los cortos para empezar controlar la entrada de unos asistentes que serían marcados, a base de sello de caucho y tinta, con la efigie del festival (un homenaje a la Medusa de Furia de Titanes).
"Si miran a su espalda, podrán ver a Ray Harryhausen", Guillem (no) dijo eso. Fotón de Paula Trolliet. 
Una vez estuvo todo el mundo acomodado, nos hicieron tomar asiento a los dos jurados que nos dejamos caer por el festival: Juan Carlos Concha (director del festival Non Stop) y un servidor. Echamos de menos no estar acompañados del resto de componentes del jurado: el animador internacional Sergio Lara, y el director del festival Animayo, Damián Perea, ambos amiguetes del mundillo con los que he compartido experiencias y cerves en más de una ocasión. Nota: Qué jodida es la labor de jurado. Tener que poner nota al duro trabajo de cada uno de los autores, que sabes que quien más quien menos, le ha dedicado varios meses a su creación, es una putada, porque solo por ese tesón en terminar la obra ya merecen ser reconocidos con un premio. Además la objetividad total es imposible si tratamos con el arte, y no me refiero a amiguismos (que nos los hubo porque no recibí jamón alguno... es coña); es decir, la historia que percibimos a través de las imágenes y los sonidos nos llegan de manera diferente en función de dónde veamos el film, si lo vemos acompañados o no, e incluso de las propias experiencias personales, que pueden hacernos empatizar o no con la narración. Fuera como fuere, tres los miembros coincidimos en darle la primera posición al mismo trabajo.

Para presentar el evento salió el trío de directores del festival que, con improvisado desparpajo, hizo reir al público antes de inmiscuirlo en un viaje de hora y pico de muñecos, tragedias, canciones, color, luz y sonido. Cabe aquí mencionar lo imponente que resultó ver los trabajos en pantalla grande acompañados de los altavoces trabajando a pleno rendimiento, toda una gozada. Al terminar la sesión se encendieron las luces para que el público votase a la obra ganadora, y tras unos minutos para el recuento, Lula, Jordi y Guillem volvieron a la palestra para anunciar el premio del público (dracma de plata): OSSA de Dario Imbrogno, al tiempo que hacían levantarnos a Juan Carlos y a mí para hacer lo propio con el premio del jurado (dracma de oro): POMBO LOVES YOU, de Steve Warne. Fuera de todo pronóstico, la monedaza de bronce no recayó en ningún trabajo de animación, sino que fue a parar al jurado, lo que resultó todo un detallazo (otro más) por parte de la organización. El trofeo ya reposa, cual joya, en mi mausoleo particular.
Sí, en pleno escenario decidí que lo mejor era comprobar con mis dientes que el dracma de oro no era una burda imitación.
De izda a dcha: Guillem Puig, un boxtroll, Juan Carlos Concha, Jordi  Piulachs y Lula Gómez.
Al término del festival, todo el mundo volvió a la terraza tras pasar por la botica a por un remedio para la sequedad de garganta. Fue un gustazo encontrarse con gente del mundillo como Vicente Mallols o Carolina López, a los que a fuerza de vernos en saraos similares uno les va cogiendo especial aprecio, pero también lo fue conocer en persona a amigos digitales como César Iglesias, el equipo de Pangur Animation (que vinieron desde Valencia con el emplumado protagonista de su cortometraje) o Dante Sorgentini. En resumen, un lujazo un toda regla que espero repetir en años venideros.
Acompañado por el equipo de Pangur Animation.

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